El amanecer

Mi habitación tiene una luz muy débil, la que entra por la ventana a las 13:46 de la tarde con la persona bajada casi por completo, hoy día Sábado. La consola está encendida, y solo suena la melodía de fondo del menú del Halo3. Se me vienen a la cabeza momentos bonitos, momentos grandes, pero que a su vez son pequeños y puntuales, esos momentos que sé guardarlos como un tesoro.

Durante mucho tiempo he supuesto que son esos, y no otros, los que a pasitos de hormiga van definiendo y forjando una amistad. No sé por qué tengo siempre en mi cabeza que una de las cosas que me gustaría hacer con ellos 3 sería irme a ver el amanecer, pero justo cuando pienso eso, lo que hace en el cielo no es el alba, sino el atardecer.

Es así cuando una melodía se alza en mi cabeza. Todo está tranquilo. Yo estoy tranquilo. Comienzo a mirar hacia atrás en mis recuerdos: las cosas que he vivido, la gente que he conocido, los lugares en los que he estado. En mi caso hay cosas que no han sido fácil, no solo en lo externo, también en un crecimiento y cambio a nivel interior conmigo mismo.

Me doy cuenta de todos esos momentos, que se fusionan y generan lo que es mi historia, con sus mas y sus menos, pero mi historia. En ese momento me doy cuenta de que ellos tres están ahí, a mi lado. Es ahí, y solo a partir de ahí, cuando me doy cuenta de que todo ese camino que he recorrido, llevaba a parar ahí, a tenerles cerca. Personas de distintas familias, de distintos carácteres, con vidas también diferentes.

Las cosas que nos empezaron a pasar juntos serviría para que terminasemos viendo el amanecer, juntos. Juntos, como siempre, y para siempre. En ese momento solo seríamos una persona, en vez de cuatro, nuestros carácteres terminarían siendo uno solo, el de nuestra amistad.

En ese momento supe que cada lugar donde sacamos una sonrisa los cuatro, se iluminaría. Cuando terminase ese día, la Tierra pasaría a ser un mundo de estrellas, que brillarían mas que las que estaba ahí arriba, flotando.

En ese momento comprendí la grandeza de mi orgullo de ser quien soy, y de serlo, además, por quienes ese amanecer me acompañaban en una aventura, que jamás podré olvidar.

Yo soy así, absurdo, pero con un sentimiento que me dice quien soy, sin recordarme las cosas grandes que me hicieron ser.