CAP1 - El campamento, un veneno lento y doloroso

Fue la peor experiencia de mi vida, así de claro. Duele recordarlo, pero sé que debo hacerlo… porque es parte de esta historia, de esta etapa que hasta el momento es la más feliz de mi vida. Por eso, hoy sacó del baúl de los recuerdos, algo muy doloroso… hoy cuento por primera vez en este blog la etapa del campamento de los infiernos.

Les deseo lo mejor a esas personas a las que nunca tuve interés en conocer y que acudieron a ese campamento, el campamento de la discordia.

Fueron los 9 días mas lentos de toda mi existencia. El Sol parecía jugar una lucha incansable conmigo, no quería morirse, no quería dejarme que pusiese en el cabecero de mi cama otra rallita que hiciese referencia a que otro día se ha marchado… y que ya quedaba menos para atravesar el umbral de mi casa… de camino a esa vida, y a esos lugares, de los que nunca me debería de haber marchado.

Aprendí mucho, en lo que aparentemente es muy poco tiempo. Pero paradójicamente, aprendí lo contrario de lo que jamás recibí allí: APOYO. Ahora sé que cuando veo a un amigo de verdad, y está triste (Véase por lo que sea), voy a correr a ayudarle, pues mis amistad la tendrá siempre, aunque estemos en el primer minuto de un campamento de 9 días… Uniríamos nuestras amistades, creando un fuerte lazo, del que ninguno de los 2 jamás nos desprenderíamos. Pero allí, en aquel lugar, no fue así. Nadie estuvo a mi lado, y los dos amigos con los que me marché, a los que llamaré X e Y, se marcharon por otro lado, y por el mio… Cosa que sin saberlo, les agradezco, pues de ellos no podría esperar un Apoyo como todos conocemos, sino recriminaciones y falta de comprensión.

Vela, piragüismo y taller de manualidades. Ese era el asqueroso coctel que formaba ese campamento de mierda, además de mala comida y falta de descanso a la hora de dormir. Y probablemente quien me lea, y haya ido a un campamento, no termine de entenderlo, pero te digo a ti, si eres tu… que cada persona es un mundo, y que yo también fui en la ignorancia de no saber qué sería de mi, pues era mi primera vez que cruzaba unas puertas que me llevarían a una convivencia con chavales de mi vida.


Para hacernos una idea, pongamos por ejemplo (Y que buen ejemplo), a “Los hombres de Paco”. Esa escena en que Lucas y Sara van en un coche rojo y descapotable de camino a Almería, y ella en su pensamiento, mientras sonríe en la ignorancia del futuro que les espera, medita: “Y lo que queda por venir”. En ese momento, una sucesión de imágenes que marca principalmente que todos lo van a pasar mal, nos hace participes a nosotros de lo que les espera, pero ellos no lo saben. Pues bien, si yo tuviese una sucesión de imágenes cuando con una media sonrisa estaba en el autobús que me llevaba directo al un coctel de infierno y lágrimas… hubiese saltado del autobús, con todas las consecuencias que ello pudiera acarrear.

Y es que esas imágenes no serían otras que la impotencia en mi litera de querer y no poder… volver con mi familia, la soledad de unos amigos que quizás no eran los que me acompañaban en ese viaje…

Así transcurrieron 9 días… los días comprendidos entre el 11 y el 20 de Julio, en los Alcázares, (Murcia), en el perpetuo pensamiento de que habría hecho algo muy muy malo para merecerme eso, y buscando por tanto una respuesta… que nunca jamás encontré…

Hoy por hoy, pienso en que quizás esto me ha salido rentable en cierto modo… y que al ver todo lo que me ha pasado tras esta experiencia que han derivado en todo momento de las consecuencias de haber viajado a Murcia… me alegro. Ahora pienso en que ellos no sabían lo que estaba pasando en ese momento, en que ellos estaban en diferentes puntos de España cada uno con sus problemas, y yo en un infierno. Si, ellos… los paqueros de formulatv, y mis 2 mejores amigos. Estaba claro que en ambos casos ocurriaría lo mismo: Nos juntariamos en un punto de encuentro (Esos que tan bien conoceis) y jamás nos volveríamos a separar.

Recuerdo que uno de los días fui a un pub, y estaban emitiendo el penúltimo capitulo de los hombres de Paco. Ese fue mi único apoyo, me sentí feliz ese momento… y ahí, empezó MUCHISIMAS cosas de las que os iré haciendo testigos mas adelante.

Y cuando llegó el último día, 15 minutos antes de que, como cada mañana… aporrearan nuestra puerta (Y perdiendo las formas y dejándome llevar por la rabia) unos hijos de la gran puta en calidad de mediocres monitores de campamento, vulgares principalmente… yo ya estaba en pie, y con mi maleta hecha. Me importaba una mierda, oiga, despedirme de cierta gente, solo tenía una imagen en la cabeza: Los que de verdad me querían, me estaban esperando.


La llegada fue muy emotiva. Lloraba de emoción al ver que yo me había metido en un lugar sin que nadie me presionara… y que me pegué la ostia padre. Hoy por hoy, no iría, está claro. Pero si no me queda otra, sustituiría a X e Y (En honor a lo mal que se me dan las matemáticas) por Sergio y Josevi, así de claro. Pues ellos si tienen lo que a ambas incógnitas les faltan.

Estuve ausente mucho tiempo, y ya en agosto… Josevi se conectó al Messenger. Me dio mucho muchisimo gusto ver esa conexión, y rapidamente le conté todo, necesitaba desahogarme.

Y ahora me tiemblan las manos al ver el miedo que pasé. No tengo nada en contra de los Murcianos (Todo lo contrario), pero si de ver como dos amigos que hoy en día no los considero, me dejaron tirado. Hoy por hoy, se lo agradezco, pues aparte de caerseme la venda, eso fue el inicio de dos cosas fundamentales: El cambio de amistades, y la “Historia de un Sueño” (Mas adelante os cuento).

No cabía duda: Entre llantos de impotencia y mucho miedo, aprendí la lección.

Próximamente: CAP2 – Entre la niebla, les dije adios