El comensal que falta

Con motivos Navideños, dedico esta historia a todas las personas que la componen. Además, recomiendo que mientrais leeis 'El comensal que falta', escucheis de fondo la siguiente canción. Me inspiré en ella, y lo redacté escuchándola. Espero que lo disfruteis. ¡Feliz Navidas!.
La frase tonta de la semana - La Quinta Estación

Estoy cenando con la familia en Nochebuena, y me doi cuenta de que alguien falta a mi lado. ¿Quién es?. Cuento a los familiares para mis adentros, y las cuentas no me salen. ¿Estamos todos? Si, estamos todos. Pero, ahí sigue, ese sitio vacío, y los cubiertos intactos.

La cena avanza, y nadie viene a ese sitio. Los cubiertos que ha puesto la yaya ahí siguen, esperando alcanzar la comida de ese comensal, el comensal que falta.

Me acerco y le susurro a la yaya quien es la persona que falta, y ella me pone cara de extrañeza. Es ahí, cuando me dice “No lo sé, tu sabrás… me dijiste que dejara un sitio al lado tuyo vacío para alguien”.

En ese momento, ato cabos rapidamente, y llego a una sola conclusión. Ahora lo entiendo todo. Vuelvo a mi sitio, con la intención de ver el rostro al comensal que yo mismo elegí para estar conmigo en Nochebuena. En mi mente, le busco, y admito finalmente que no tiene un rostro… que mi comensal, tiene muchos, muchísimos rostros.

Hallo en la mente y en el corazón tantas y tantas cosas que engendraron a ese comensal. Me encuentro en un camino oscurecido con estrellas que me sonrien, con calles, con atardeceres en compañía de alguien que me resulta familiar. Me encuentro con una web que lleva el nombre de ‘FormulaTV’, y me suena su nombre. Se abre en ese momento un portal azul, que en vez de llevarme a combatir a las fuerzas del mal a Tristan, me hace imaginarme el rostro de la gente que me acogió hace unos meses.

Mientras intento hacer un recuerdo por tantas y tantas cosas que pasaron en esa web, alguien me llama por teléfono. Es Carlos Santos, para felicitarme las Navidades. Le doy gracia, y cuando voy a decirle la sensación tan fuerte que siento por algo como ‘Los hombres de Paco’, la llamada se corta.

De repente, a lo lejos del camino, tres siluetas se iluminan. Las conozco perfectamente, y el miedo a sentirme solo en ese lugar, se esfuma de repente. Sé que ellos están conmigo.

Mientras corro a felicitarles, me encuentro con ellos, con los compañeros de trabajo con los que compartí buenos, y no tan buenos momentos en verano. En ese momento, mis piernas tiemblan, ellas… las que me conducieron por tantos lugares durante estos 12 meses, las que me han llevado a cada lugar, a cada recuerdo… cada emoción, cada sentimiento.

En ese momento, me tropiezo. Caigo en el barro, y me mancho las manos. De repente, me empiezan a caer un par de lágrimas, la oscuridad se hace mas grande y me siento solo, pero alguien me ayuda a levantarme. Son ellos tres de nuevo, rodeados de mi familia, cientos de paqueros, y caras… muchas caras, todas ellas contempladas y familiares, en estos últimos meses. Y encima mía, un aura dorada. El aura de un sueño, que quizás pronto se verá cumplido, el sueño de este año…

Rapidamente, vuelvo en mi mismo. Mi familia ya está tomando postre navideño. Se me ha pasado la noche entera hablando con el comensal que falta, mi comensal… mi vida en este año, en el 2008. Un fiel compañero, a quien invité a sentarse junto a mi en la noche antes de Navidad. Alguien forjado por 365 días de muchas cosas, buenas y malas… pero que finalmente, forman parte de mi. ¿Volveré a tener otro acompañante que me transporte en dos segundos a un año tan mágico como este? Solo el tiempo lo dirá.